Según el historiador Elfo Jiménez, “todo ocurrió en el año 1770, en Quito Ecuador, Dionisio, un indígena, quien después de un largo proceso aprendió a tallar de los españoles figuras de todo tipo, este indígena esculpió 5 efigies con madera de Ébano con la representación que conocemos del Ecce Homo, estas imágenes fueron repartidas por toda la geografía del continente, uno quedó en Quito, otro lo llevaron a Venezuela, otros se fueron para Popayán y Perú, el quinto vino a Valledupar”.
Según el historiador, El Patrono del Valle, llegó procedente de Quito a lomo de mula a Mompox, población centro de acopio de los españoles, por estar ubicado a orillas del río Magdalena y de allí fue enviado por la ciénaga de Zapatoza, al Paso del adelantado, este poblado fue llamado así, porque por allí transitó el adelantado español Alfonso Luis de Lugo, vía Tamalameque, rumbo a Venezuela.
De la población del Paso, el cristo lo traen a Valledupar a la casa ubicada en la esquina de la plaza Alfonso López, frente a la iglesia La Concepción, cuando esta casa era propiedad de Bernardo Araujo, oriundo de La Paz, bisabuelo del prestigioso político Alfonso Araujo Cotes, esta vivienda fue de María Concepción Loperena, hoy de Carlos Murgas.
El ébano madera con que esta esculpida la imagen del Ecce Homo, es muy sensible al calor humano, ambiental y de las velas con que la efigie es adorada en la iglesia la concepción de Valledupar para lunes santo.
Los curas aprovechan la ocasión de intenso calor de la época y le embadurnan grasa para que dé la sensación de sudoración, esta impresión es aprovechada por los feligreses y limpiarle la grasa a la figura con algodón y untarse ese aceite en parte afectada del cuerpo para que los alivie y así se configure el milagro,
LA LEYENDA
La leyenda del ECCE HOMO, dice el profesor José Atuesta Mindiola, que a Valledupar llegó un misterioso personaje indagando por el santo del pueblo y al no haberlo, él se ofreció para esculpirlo en 40 días sin ningún pago a cambio.
Únicamente exigió que se le suministrara herramientas y agua y que las puertas de la casona donde iba a realizar el trabajo fuera cerrada, advirtió cuándo estuviera lista la imagen el avisaría, sus deseos fueron cumplidos y la casona fue cerrada con fuertes candados de aldabas.
La gente extrañada, al paso de los días y no tener noticias del personaje fueron a darse al tocarle la puerta nadie respondía a los llamados.
Los vallenatos derrumbaron la puerta, asombrados observaron que el extraño personaje no apareció por ningún lado, pero si estaba de pies la figura imponente del santo ECCE HOMO, este hecho fue considerado un milagro realizado por el propio Jesucristo.
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